lunes, 24 de mayo de 2021

La Septuagenaria Galería de Manizales 1951-2021


Por: Gonzalo Duque-Escobar*

Los 70 años de la Plaza de Mercado de Manizales, lugar donde la administración avanza con un plan parcial como parte del macroproyecto de Renovación Urbana de San José, que hace uso de un instrumento del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad, ameritan una mirada al significado de dicho lugar en la perspectiva del pasado, también a examinar la naturaleza y enfoque de los procesos del presente, y por último a encontrar en el contexto el significado de los cambios urbanísticos para su futuro, por tratarse de uno de los sectores más representativos y al tiempo más olvidados y deteriorados de la ciudad, a pesar de que, desde antaño como en cualquier lugar, la plaza de mercado ha sido el destino primordial de los caminos rurales que alimentan la ciudad de productos frescos del campo, cuya oferta al lado de bienes artesanales, saberes y haberes culturales que alternan con ventas de baratijas y segundas, convocan y confunden en medio del bullicio, los regateos y los olores, a campesinos y habitantes urbanos de diferentes clases sociales.

Por lo tanto, la Plaza de Mercado de Manizales, conocida como la “Galería” es el fragmento de un territorio urbano en una ciudad intermedia que, tras siete décadas expresando las contradicciones de la vida citadina, exige repensarse e intervenirse para acceder a la modernidad: ya no puede seguir siendo el centro de abastecimiento para esa sociedad industrial de ayer, pues debe prepararse para sobrevivir manteniendo dicha función en medio de una sociedad cada vez más exigente y competitiva, donde el Estado solidario le ha cedido responsabilidades al mercado, y la economía se ha globalizado y deshumanizado. Mientras las grandes superficies de mercado son a la galería lo que la industria y agroindustria es ahora a los productores rurales y artesanales, también los escenarios urbanos con sus propias dinámicas van redefiniendo sus funciones para las actividades comerciales, de servicios, residenciales e industriales, y cambiando conforme evoluciona la propia sociedad.

De toldos y tenderetes a barracas y a pabellones

Como referente urbano, la Galería, por cumplir un uso fundamental del suelo como plaza de mercado a lo largo de la historia, presenta las características relevantes y diferenciales propias de un activo del patrimonio cultural de la ciudad que se inserta en el escenario con funciones comerciales vitales para su desarrollo, acompañando sus dinámicas y mutando con sus cambios en todos los tiempos: en los de Manizales cuando era la aldea de caminos de arriería, su lugar natural fue la plaza principal que funcionaba en días festivos; y creado el Departamento (1905) cuando Manizales contaba con unos 30 mil habitantes, tras el crecimiento del comercio, consecuencia de la explosión de la economía cafetera, hacia 1910 ese escenario separa funciones quedando las del comercio para la Plaza Alfonso López, donde toldos y tenderetes se van transformando en barracas, y estas en pabellones tras secar la cañada del lugar y adecuar el terreno, para mutar hasta conformar unas galerías propias de una plaza de mercado al llegar a contar con siete pabellones en dos manzanas, entre el Colegio de la Presentación (1905) y los Agustinos (capilla en 1903 y templo en 1923). Pero pasada la mitad del siglo XX, cuando la ciudad superaba los 125 mil habitantes, se diseña y construye la actual Plaza de Mercado, por José María Gómez M., Alfonso Carvajal E. y Jorge Arango U., dotada de un magnífico edificio emplazado en un novedoso trazo acorde con la época.

En cuanto al proceso, cualquier transformación urbana de carácter fundamental, como el de la comuna San José en atención a su carácter de proyecto de interés social, no sólo debe estar mediada por mecanismos de planeación participativa y concertación ciudadana, sino que también debe mostrar una acción profunda de recuperación del tejido social y coherencia entre los problemas y soluciones que plantea, tal cual se propuso en la formulación que hiciera la Universidad Nacional para el proyecto primigenio (2008). De lo contrario el esfuerzo fiscal y económico con las enormes posibilidades del proyecto, puede subyacer frente al natural costo social y ambiental, consecuencia del traumatismo de las obras. Esto para prevenir la exacerbación de un potencial conflicto en caso de darse la frustración de las visiones, expectativas y sueños colectivos, por ser asuntos susceptibles de enmendarse, a pesar de las falencias estructurales de la gestión que parecen advertirse de los esfuerzos por socializar el proyecto con quienes debieron ser actores responsables de su construcción.

Manizales: sus zonas y funciones urbanas

Para empezar, no podemos desconocer que cuando Manizales se funda el 12 de octubre de 1849, lo que mueve a cerca de 400 familias de colonos que ya habitaban el territorio, es la necesidad de una plaza de mercado que les permita comercializar productos producidos en sus parcelas y requeridos para su subsistencia. Desde entonces dicho escenario ha venido evolucionado, tal cual lo advertimos en Manizales, al observar el histórico lugar cuyo singular trazo delata la construcción urbanística de mediados del siglo XX, pero que ahora para adecuarse a los cambios y desafíos del siglo XXI, requiere de un diálogo con los actores sociales de la galería, donde gravitan pequeños comerciantes, artesanos y productores rurales, centrado bajo el concepto de que el territorio es una construcción social y por lo tanto que la galería como tal debe ser la consecuencia de un proceso de ordenamiento incluyente, participativo y concertado, que parta del presupuesto de que dicho escenario además de ser el principal referente de la Comuna San José, ha servido a lo largo del tiempo como articuladora del conjunto de zonas y funciones de los medios rurales y urbanos de Manizales.

En efecto, dichas funciones en Manizales se reparten así: primero, entre una zona industrial que, además de estar mal ubicada en relación con los medios del transporte regional ubicados al poniente, debe entrar al tema de la producción limpia; segundo, la zona residencial cuya fracción más costosa se ha ubicado sobre el paisaje de chimeneas del oriente de la ciudad, cuando los cánones urbanísticos obligan a valorar su función por el carácter paisajístico; tercero, la zona de servicios cuyo centro de gravedad es Palogrande, lugar que debe velar por mejorar su nivel de equipamiento y prevenir su “artrosis” funcional; y finalmente, la zona comercial donde entra la galería como parte del centro histórico, y que es hoy un lugar amenazado por procesos de lumpenización, lo que exige una acción socioambiental profunda, dado que en ella se materializa el sentido y valor cultural e histórico de nuestra ciudad.

Un nicho para el productor rural y el artesano

En virtud de lo anterior, es evidente que la galería hace parte de los viejos inmuebles donde algunos moradores vigilan el lugar y cuidan su territorio: es que las zonas comerciales de los medios urbanos ya no son sitio para los grandes almacenes y centros mayoristas de antaño, sino que deben ocuparse de servicios culturales y nutrirse de espacios agradables, donde el productor rural y el artesano realicen su trabajo, que no es justamente el resultado de la actividad industrial. En efecto, mientras la industria se ocupa de bienes generados con economías de escala y producción en serie cuyo destino es la gran superficie comercial, la producción artesanal y rural de mayor impacto por su extensión social, tiene como destino otros lugares como la galería y las tiendas de barrio, pues en ellas prima el soporte de las cadenas productivas ligadas a organizaciones de pequeños productores que hacen la oferta de bienes y servicios con soporte cultural, y de haberes y saberes ancestrales, sin la intromisión perjudicial de intermediarios.

Todo esto supone avanzar en la defensa de la galería procurando la intervención del Estado, para mejorar la calidad del hábitat, la organización de los pequeños productores y comerciantes, implementar el banco de oportunidades para empresas sociales, y sobre todo para la valoración, protección y recomposición del tejido social, so pena de dejar en manos del mercado a los pequeños productores rurales y artesanales, y a los pequeños negocios en que rematan sus cadenas productivas, y con ellos a las comunidades más vulnerables. Es que el futuro de la galería también depende de una economía rural cada vez más deprimida, donde urge una reconversión agropecuaria orientada hacia la producción limpia con el apoyo del Estado centrado en políticas de ciencia y tecnología, para que el usuario de la ciudad encuentre diferencias estructurales entre esta oferta, y la proveniente de empresas industriales y agroindustriales intensivas en agroquímicos, pesticidas, fungicidas y abonos de base química.

¿Soluciones creativas o sin contexto?

En 2017 tras la instalación de 180 módulos de acero para reorganizar vendedores informales, que han ocupado el perímetro de los pabellones con casetas de zinc, surge una acción popular bajo el argumento de que además de desconocer derechos colectivos fundamentales del comercio establecido en los pabellones, se estaría legitimando la ilegalidad y casi escriturando el espacio público a los invasores. Cabe anotar que El Centro Galerías Plaza de Mercado que tiene en concesión las instalaciones desde 1995 hasta 2025, ha entregado en 20 años a Infimanizales $2.270 millones por utilidades y regalías. Igualmente, sobre la problemática de la invasión del espacio público de la ciudad, Manizales tiene unos 2 mil vendedores informales establecidos en diferentes puntos críticos, entre ellos la Plaza de Mercado donde la Secretaría de Medio Ambiente con la intervención que está realizando busca una transformación completa e integral del sector.

Si bien tras siete décadas que imponen nuevos desafíos, la solución además de inconsulta, no resuelve el problema de fondo, queda entonces en el aire la idea de que se trataría de una remodelación que se emprende para saldar pasivos ambientales del medio urbano sin contemplar integralmente el valor patrimonial del bien histórico afectado, ni la necesaria separación de funciones mayoristas con una central de abastos, minoristas con la galería, en un escenario carente de un verdadero plan parcial a pesar de existir el macroproyecto de Renovación Urbana de San José.

A descongestionar y modernizar la Plaza de Mercado

Finalmente, con relación al contexto en que debe darse la transformación del epicentro del sector constituido por la Plaza de Mercado, no solo se debe reconocer el valor urbanístico y funcional del lugar y potenciar la organización social, para proyectarlo adecuadamente al futuro como principal referente de la comuna, sino y sobre todo para que al lado de las tiendas de barrio y abundancias de la ciudad, continúe siendo el eje articulador entre una función de abastecimiento vital para el medio urbano y la función productiva más primordial del medio rural de Manizales, sino también para que separe y especialice sus funciones diferenciándolas de la otra oferta de bienes industriales adecuada para las grandes superficies de mercado.

Además, admitiendo que Manizales debe implementar su central de abastos en otro lugar para descongestionar la plaza de mercado, y proceder a la necesaria modernización del lugar, lo que exige dotarlo de equipamientos y espacios públicos adecuados para mejorar las nuevas funciones misionales, adecuando su rol histórico como elemento constitutivo del centro urbano, habrá que cuidar con la renovación urbana la naturaleza y funciones complejas de las viviendas, para no desnaturalizar las actividades vitales de los moradores del lugar, privilegiando artesanos, pequeños comerciantes y oferentes de oficios menores especializados, como actores esenciales de la economía urbana que se complementa con la del campo en el citado lugar.

Fuentes Bibliográficas.

Centro Histórico de Manizales: Lineamientos Conceptuales de cara al POT.

El desarrollo urbano y económico de Manizales. 

La renovación en la comuna San José: un paso atrás en el desarrollo urbano de Manizales.

Plan Parcial Galería.

Planificación urbana de infraestructuras de mercado en Manizales.

Plaza de Mercado y Paisaje Cultural Cafetero

* Profesor de la Universidad Nacional de Colombia y Miembro de la SMP de Manizales. http://godues.webs.com  Publicado en “Quehacer Cultural”. Manizales. Mayo 24 de 2021.


miércoles, 19 de mayo de 2021

Ser mujer en Colombia significa más pobreza y más tiempo de trabajo que ser hombre

 

angela-gaitan
Tatiana-Gelvez

La pobreza, el desempleo, el trabajo no remunerado y la falta de protección social afectan mucho más a las mujeres que a los hombres colombianos. La pandemia agravó viejos problemas*.

Ángela Gaitán Murillo**
Tatiana Gélvez Rubio***

Externado

Las mujeres pierden por todos los conceptos

Las mujeres en Colombia enfrentan hoy más pobreza, más desempleo, más dificultad de acceder al mercado laboral, más horas de trabajo no remunerado y más malas condiciones de seguridad social que los hombres de Colombia.

-Según la última Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT), las mujeres dedican 8 horas diarias en promedio a las labores de cuidado, mientras los hombres dedican 3 horas y 7 minutos.

-Durante la última década el desempleo femenino siempre ha estado por encima del promedio nacional. Antes de la pandemia, la tasa de desempleo de las mujeres superaba en promedio en 6 puntos porcentuales (pp) la tasa de los hombres. Para el trimestre octubre-diciembre de 2019 el desempleo de los hombres fue del 6,7%, y el de las mujeres fue 12,4%.

La situación se complicó severamente con la pandemia, pues hoy es mayor la brecha entre los sexos, según un estudio del DANE y Quanta. Para 2020 la tasa de desempleo total fue del 15,9%, con un aumento del 5,4% frente al 2019 (10,5%). El desempleo sigue afectado más a las mujeres, y las cifras para marzo de este año lo muestran con claridad: el 12% de hombres no tuvieron empleo durante el primer trimestre, a comparar con el 21% de las mujeres: una brecha de 9 pp.

El término “feminización de la pobreza” fue utilizado por primera vez por Diana Pearce en Estados Unidos, para subrayar los desequilibrios de género en materia económica

-Aun teniendo el mismo o un mejor nivel educativo que los hombres, las mujeres tienen menos oportunidades para ingresar al mercado laboral. Según el DANE, en 2019 la tasa de desempleo de las mujeres con posgrado era del 5,5%, comparada con el 4,6% de los hombres en ese mismo nivel educativo. Para cualquier nivel de educación, la mujer sufre más del desempleo.

-Las mujeres también tienen una menor probabilidad de contar con protección económica adecuada para su vejez según el Observatorio de Seguridad Social del Externado de Colombia.

Medio siglo de un problema evidente

El término “feminización de la pobreza” fue utilizado por primera vez por Diana Pearce en Estados Unidos, para subrayar los desequilibrios de género en materia económica. Aunque las mujeres lograron un espacio en el mercado laboral, ya empezaba a verse que una mayor proporción de ellas se encontraba en la pobreza. En América Latina, el concepto toma fuerza desde los noventa para poner de presente que las mujeres no han sido la prioridad de los programas gubernamentales de lucha contra la pobreza.

Gráfica 1. Evolución de la pobreza monetaria en Colombia

Fuente: Elaboración propia con cifras del DANE.

En el caso colombiano, la incidencia de la pobreza ha sido históricamente más alta en las mujeres que en los hombres: en 2018 el 13,4% de las mujeres se encontraban en condiciones de pobreza monetaria frente al 11,9% de los hombres.

Y la pandemia ha empeorado el problema: al presentar las cifras de pobreza del año 2020, el director del DANE señaló un aumento significativo con respecto al 2019:

  • La pobreza en América Latina aumentó 3pp en el 2020, pasando de 30,5 % a 33,7%. Colombia mantiene una pobreza superior al promedio de sus vecinos, pues para el 2020 la pobreza monetaria aumentó 6,8 pp y hoy el 42,5% de su población está en situación de pobreza.
  • La pobreza en el área rural disminuyó 4,6% en el 2020 (pasó del 47,5 al 42,9%). Sin embargo, la pobreza en las 13 ciudades principales y áreas metropolitanas aumentó 12,3% y en las cabeceras 10,1%.
  • En todas las ciudades principales y áreas metropolitanas aumentó la pobreza: Bogotá pasó del 27,2 al 40,1%; Medellín del 24,4 al 32,9% y en ciudades como Ibagué, que tiene además una de las mayores tasas de desempleo del país (21,7%), del 30,9 al 43,2%.
  • El coeficiente de Gini, que indica el nivel de desigualdad ─más cercano a cero mayor igualdad, más cercano a uno mayor desigualdad─, fue de 0,54 en el total nacional. Aumentó 0,2 puntos con respecto al de 2019. Bogotá, Cúcuta y Medellín tienen un mayor coeficiente de Gini que el resto de las ciudades.
  • Con un aumento del 8,5%, la pobreza tuvo mayor incidencia en los hogares con jefatura femenina, pasando del 38,2% en 2019 al 46,7% en 2020. En los hogares con jefatura masculina el aumento de la pobreza fue del 5,7% (pasó del 34,4% al 40,1%).

Gráfica 2. Incidencia de la pobreza monetaria por sexo

Fuente: Elaboración propia con cifras del DANE.

De la ciudad y el campo

Como es evidente, hay muchas más mujeres pobres que hombres. Sin embargo, entre el 2019 y el 2020 el aumento en la pobreza para ambos grupos fue de alrededor del 7%.

En las áreas rurales, la pobreza se redujo y los efectos de la pandemia no se vieron como en las ciudades. Pero aun así la incidencia de la pobreza rural siguió siendo mayor para las mujeres.

Aunque la brecha de pobreza entre el campo y la ciudad se redujo en el 2020, esto pareció deberse a los programas que se llevan a cabo dentro de la Reforma Rural Integral ─incluida en el acuerdo con las FARC─. No hay que olvidar que las ciudades se empobrecieron el año pasado de modo que, en sentido estricto, no necesariamente hubo mejores condiciones de vida en el campo, sino empobrecimiento de los hogares urbanos y cierre de la brecha por ese motivo.

La mujer y la jefatura del hogar

Durante el periodo intercensal de 2005 a 2008 las mujeres al frente de la jefatura de un hogar aumentaron alrededor del 11%. Actualmente, el 40,7% de los hogares en Colombia tienen como jefe a una mujer, quien se responsabiliza de los ingresos y del cuidado de la familiar. Esos hogares son económicamente más vulnerables, precisamente por la falta de condiciones de inclusión socioeconómica de la mujer.

El coronavirus recrudeció en 8,5% la pobreza de los hogares encabezados por mujeres. Así se ensanchó una brecha histórica respecto de los hogares con jefatura masculina; en periodos anteriores la diferencia había sido de alrededor del 4% y hoy es casi del 7%.

Durante el periodo intercensal de 2005 a 2008 las mujeres al frente de la jefatura de un hogar aumentaron alrededor del 11%.

En el mismo sentido, pese a los programas de asistencia social, la pobreza monetaria sigue siendo mayor en aquellos hogares con más de tres niños menores de 12 años y donde algún miembro ─en su mayoría mujeres─ tuvo que renunciar a su trabajo para dedicar tiempo a actividades de cuidado de los menores, a raíz del cierre de colegios y jardines. La lógica de los programas sociales de transferencias o subsidios a las familias de escasos recursos no es coherente con el regreso o la vinculación en el mercado laboral de las mujeres: Por eso es menester que se reabran prontamente los jardines y colegios.

Foto: Alcaldía de Bogotá - La feminización de la pobreza no ha tenido un espacio en las políticas de lucha contra la pobreza

A las políticas sociales les falta enfoque de género

Las políticas sociales deberían reconocer mucho más el papel de las mujeres en este siglo. El gobierno debe adelantar programas comprometidos con la mitigación y eliminación de las desigualdades económicas entre hombres y mujeres. Esa tarea implica cambios en las prioridades de los programas sociales, pues, para contrarrestar la feminización de la pobreza, hay que reconocer la desproporción en la carga de trabajo no remunerado en el hogar que ellas llevan a causa del embarazo, el parto, la crianza de los niños y el cuidado de adultos mayores.

Así mismo, la discriminación de las mujeres en el mercado laboral tiene como consecuencia hogares de jefatura femenina pobres. El desempleo, la pobreza y la desigualdad han rezagado a la mujer, y no hay acciones para revertir las tendencias en su contra. El cierre de brechas es posible si se aumenta la productividad de la población en edad de trabajar. Programas de inserción laboral centrados en las mujeres podrían permitirles mayores ingresos y ocupar su tiempo en actividades laborales remuneradas.

El aumento de 12 pp de la pobreza en las ciudades y áreas metropolitanas es hoy uno de los mayores retos para el gobierno nacional. La política social subestima los efectos de las enormes brechas educativas, de género, regionales y territoriales sobre los indicadores de pobreza y desigualdad. Además, es importante que el sistema de seguridad social sea accesible para las mujeres que se dedican total o parcialmente actividades de cuidado remunerado y no remunerado, si de verdad se piensan solucionar los problemas que las afectan gravemente.

*Este texto hace parte de la alianza entre la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia y Razón Pública. Las opiniones expresadas son responsabilidad de las autoras.

 

ENLACES U.N.:

Acuerdo Climático: avance necesario pero insuficiente.

¿Acuerdo y Pacto pos covid? 

Aerocafé… cómo, qué y por qué. 

¿Ajustes a locomotora energética de Colombia? 

Albert Einstein en los cien años de la Teoría de la Relatividad.

América Latina: oportunidades en la economía del conocimiento. 

Anotaciones para un crecimiento previsivo y con desarrollo.

Arco Energético para el Eje Cafetero.

Bioturismo y ruralidad en la Ecorregión Cafetera.

Bosques, Cumbre del Clima y ENSO.

Caldas en la biorregión cafetera. 

Clima: las heladas en Colombia.

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¿Crecimiento con desarrollo ambiental?

Crisis social por disfunciones económicas en Colombia. 

CTS, Economía y Territorio.

Cultura y Astronomía – OAM.

Daño a reserva forestal que protege a Manizales. 

De la economía marrón a la naranja.

Degradación del hábitat y gestión ambiental.

Desafíos del Complejo Volcánico Ruiz-Tolima.

Desafíos económicos post-pandemia.

Desarrollo Sostenido en la Prospectiva de la Problemática Ambiental y la Supervivencia.

Desarrollo y revoluciones tecnológicas.

Dinámicas territoriales y Paisaje Cultural Cafetero.

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El Paisaje Cultural Cafetero: ¿sujeto de derechos? 

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Fundamentos de Economía y Transportes.

Geomecánica. 

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Gobernanza forestal para la ecorregión andina.

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