Por: Gonzalo Duque-Escobar
Mientras la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), basada en supuestos de impacto en la
región sobre el empleo y los ingresos laborales para los distintos sectores
productivos, estima que a raíz del Covid entre 2019 y 2020, la pobreza podría
pasar del 11,0 al 13,5% y la pobreza extrema del 30,3 al 34,7% en un escenario
donde el desempleo subiría un 10% y el PIB caería 5,3%, ¿en Colombia qué a
pesar de las lecciones que deja un modelo privatizado en el cual las Instituciones
Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), que debieron cancelar el 70% de
procedimientos o intervenciones programadas para atender la urgencia, soportan
una deuda de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) del orden de los 10
billones de pesos, inexplicablemente a pesar de que la pandemia ha mostrado las
limitaciones estructurales del modelo económico y las insuficiencias de la
protección social y del régimen de bienestar, se empezaría a desmontar
Colpensiones para eliminar el Régimen de Prima Media, lo que beneficiaría a las
Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPP), que podrían monopolizar el
negocio de los fondos de pensiones y cesantías de los ciudadanos.
Ahora, si el deber ser del Estado
es fortalecer su función social y no al mercado, para humanizar la economía en
lugar de buscar el crecimiento económico a costa de la gente, ¿por qué no
prevenir la mayor desigualdad para reducir la vulnerabilidad de estratos de la
población que vive en condiciones crónicas de inseguridad económica ante las
pérdidas de ingresos laborales? La política pública podría incidir mejorando la
calidad de vida en comunidades con baja capacidad de respuesta, resolviendo además
de las condiciones ambientales de hacinamiento y carencias sanitarias, sus
limitaciones para el trabajo virtual. Y en cuanto a la clase media que también estará
impactada por el Covid-19, en dicha perspectiva se podrían crear las
condiciones físicas, educativas y de acceso tecnológico, para aprovechar su
mayor capacidad de adaptación al cambio, al trabajo en equipo y a la
capacidad de aprendizaje, dadas las oportunidades que se desprenderán del
protagonismo del comercio electrónico y la informática, de la logística aplicada
a la producción, almacenamiento y distribución de bienes y servicios, y de
la cadena productiva en el sector agroalimentario.
Pero también, más allá de las
nuevas oportunidades que se desprenden de la crisis, resulta fundamental una
mirada a los impactos sociales, ambientales y económicos sin precedentes en
nuestro país, donde destacamos: 1- la pérdida de medio millón de empleos del
sector servicios consecuencia de las cuarentenas y aislamientos; 2- la acción
despiadada de la corrupción que se expresa en más de mil procesos abiertos por la
Contraloría General de la República por sobrecostos en la compra de mercados
para familias vulnerables, entre otras irregularidades; y 3- los casos de
salubridad en el Amazonas y en la cárcel de Villavicencio. Esto enseña que, en
materia social el Estado debe priorizar acciones y estrategias orientadas a
resolver la mayor vulnerabilidad por los estragos de la pandemia en regiones
marginadas, en grupos sociales de informales que viven del día a día y en asentamientos
con deficiencias sanitarias. Y que en materia ecológica para la post pandemia deberemos
cambiar hacia la austeridad, puesto que ya es la hora de asumir un pacto social
con la naturaleza, donde en materia de derechos socioambientales, además de
austeridad en el consumo y uso de recursos, de la reducción de la contaminación
de las aguas y de los suelos, y de la destrucción de los bosques, se proteja la
vida.
Finalmente, si en los medios
urbanos y rurales habrá que reducir la vulnerabilidad en los estratos bajos o
medios-bajos de quienes viven en condiciones crónicas de inseguridad económica,
se deberá recurrir a dos estrategias complementarias: 1- Implementar políticas
redistributivas y solidarias con enfoque de derechos para viabilizar las transferencias
monetarias y subsidios como instrumento de innovación en la protección social,
además de la entrega de alimentos, suministro de servicios básicos y redes de
aportes solidarios; 2- Desarrollar infraestructura tecnológica estratégica para
la productividad mediante la conectividad física y virtual, necesaria para el
teletrabajo parcial y la educación semipresencial, y para impulsar la soberanía
alimentaria y fortalecer el desarrollo cultural y la producción local.
* Profesor de la Universidad
Nacional de Colombia http://godues.webs.com [La Patria. Manizales, 18-05-2020].
Imagen: PIB Percápita en América Latina. 1- Impacto Económico de la Pandemia.
Fuente: CEPAL.
Fuentes Bibliográficas:
El desafío social en tiempos del COVID-19.
CEPAL. 3. Informe Especial. 12 de mayo de 2020
América Latina y el Caribe ante la
pandemia. Efectos económicos y sociales. CEPAL. 1. Informe
Especial
ENLACES U.N.:
Publicaciones de GDE en el Repositorio Institucional de la Universidad Nacional de Colombia
Publicaciones de GDE en el Repositorio Institucional de la Universidad Nacional de Colombia
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