domingo, 3 de marzo de 2019

Colombia la Grande y el Bicentenario



Foto archivo
Con la conmemoración del Bicentenario de la creación de Colombia la Grande y de la Batalla de Boyacá (1819) no faltan los que tratan de banalizar el hecho histórico y tergiversar la trama, para menguar la grandeza del Libertador Simón Bolívar (1783-1830), así como para inflar a figurones de segunda, incapaces de calzar sus botas, entender su gesta y pensamiento político. 
Algunos detractores agazapados o descubiertos proceden, en ocasiones, de mala fe, por ignorancia o por incapacidad de ver con objetividad el pasado. Otros son burdos falsificadores de la historia al servicio de la maquinaria de propaganda del “Socialismo del siglo XXI”, novelistas o lugareños que heredaron la visceral antipatía política contra Bolívar de aquellos que en vida no entendieron su obra magna de crear a Colombia la Grande. Aquellos que  forjaron partidos políticos locales en contra de su memoria e ideas y hasta trataron de asesinarlo la nefasta noche septembrina en Bogotá (1828).  No faltan los que intentan dibujar héroes de pacotilla o inventar gobiernos de papel en Casanare o Apure, como el de Serrano, que no pasan de ser una farsa oportuna para nombrar a dedo a unos representantes de la Nueva Granada al Congreso de Angostura.
En la vida de Bolívar se conjuran distintos elementos políticos para atentar contra el gran hombre y su obra. Desde antiguos monárquicos o independentistas de distintos matices ideológicos, que hicieron política para enriquecerse, hasta aventureros, militares, políticos parroquiales e intrigantes al servicio de las potencias y la disgregación de Colombia la Grande. También hubo gentes que no entendieron que Bolívar fuese el primer dirigente criollo que alzó su voz en el famoso Memorial de Cartagena (15 de diciembre de 1812) contra el credo político heredado en la época de la Ilustración y de la Revolución Francesa, al plantear un gobierno fuerte con bases democráticas. 
El Libertador es un campeón del orden que emerge del caos de la época, de la sangrienta guerra civil que amenazaba devolvernos a la barbarie primitiva. Lo que le confiere un papel esencial como dirigente innovador y teórico del pensamiento conservador americano y occidental. 
Dado que la tergiversación de sus ideas y sus hazañas prolifera en estos días, que se teje una maraña de despropósitos al respecto y que se tiende a sembrar la confusión en el público sobre su periplo histórico, vamos directamente a los hechos esclarecedores que marcaron su destino y el del nuevo mundo, como la formación de Colombia la Grande. Hechos que hablan por sí mismos.
El medio venezolano
Es de observar que Simón Bolívar se abre paso en la historia en un medio adverso. En la Capitanía General de Venezuela los intentos independentistas desatan la feroz rebelión de los esclavos, conducidos por el peninsular Boves, marino que se había desempeñado un tiempo como pulpero y que se sentía menospreciado por la aristocracia mantuana. 
La cruel guerra social en su tierra siembra de muertos los campos y las ciudades, incluida Caracas, antes una próspera urbe de 50 mil habitantes. Estas son asaltadas por las violentas montoneras que gritan a degüello cuando entran a asesinar a sus antiguos amos y criollos.
Esa visión horrible de la violencia que se abate sobre Venezuela, donde aldeas enteras y haciendas son incendiadas, violadas y asesinadas las mujeres, persigue durante su periplo político al Libertador, que abomina de esos excesos sanguinarios. Por ello en sus diversos ensayos constitucionales, y durante sus gobiernos, se obsesiona por fomentar un nuevo orden y educar a las masas en el respeto por la democracia.
Como la gesta de Independencia se desarrolla en medio de una guerra civil, aun hoy los historiadores olvidan ese hecho, por lo que en su mayoría carecen de objetividad en el análisis. Se desconoce que las familias se dividen, hermanos luchan contra hermanos, hijos contra sus padres, en un pleito desgarrador y fratricida. Para escribir la historia se miran los hechos con los ojos del bando interesado, por lo que se desechan los escritos, documentos y memorias del contrario, lo que deriva en la carencia de objetividad de la mayoría de nuestros historiadores. 
Se oculta, como si fuese un grave pecado, que no pocos de los militares y políticos de la Independencia militaron por algún tiempo en el bando realista. Se pretende desconocer que incluso Bolívar, Miranda, Nariño y otros próceres tuvieron familiares cercanos en el bando realista, que por entonces representaba la legitimidad. Todavía a 200 años estos personajes son dignos de ser ensalzados cuando pertenecen al bando amigo y vilipendiados al estar con la contraparte. Burda manera de garabatear la historia.
Resulta absurdo a estas alturas de la historia nacional y a doscientos años de la creación de Colombia por el genio de Bolívar, desconocer que desde el punto de vista geopolítico somos una misma nación y que continúan siendo artificiales las fronteras que nos separan a colombianos, venezolanos, ecuatorianos o panameños. 
El paisaje es el mismo, las razas similares en ambos lados de frontera y más marcada la homogeneidad entre los descendientes fronterizos de los primigenios habitantes de La Guajira. Por lo mismo no existen entre nosotros las diferencias que se dan en la evolución de alemanes y franceses, ingleses, españoles o italianos en Europa, que se constituyen en nacionalidades con características diversas.
Tendencia a la dispersión
Copiamos sin fundamento sustancial y por imitación simiesca, como por el parroquialismo de los caciques comarcales, el nacionalismo europeo, lo mismo que constituciones y códigos foráneos. Ello pese a que siendo un pueblo joven, con un mismo idioma, religión, costumbres y objetivos a futuro, debíamos unirnos por encima de las disensiones regionales. No pudimos derrotar la tendencia a la dispersión en el Congreso Anfictiónico de Panamá, donde el Libertador Simón Bolívar proponía la unión de las naciones americanas dentro de su diversidad, sin poder asistir al mismo por encontrarse en Lima organizando esa República, en tanto el mariscal Sucre hacía lo propio en Bolivia.
La ausencia de esos dos grandes hombres en Panamá fue fatal para consagrar la unidad hispanoamericana dentro de la diversidad. Le sobraba razón a Bolívar para convocar a los países de habla castellana a la unidad en una gran confederación, donde mantuviesen su organización político-administrativa y tuviesen fuerzas militares y navales conjuntas, como similar política exterior. Cosa que no entendieron los políticos parroquiales de esos días. Nada más contrario a la realidad histórica que comparar Hispanoamérica con los países europeos, cuando nuestra evolución y división se corresponde a factores administrativos durante la Colonia, afectadas las regiones por accidentes geográficos o el clima, y no por diferencias sustanciales, raciales o religiosas, como en el caso europeo.
*Presidente Academia Grancolombiana de Historia

El marco histórico
En el marco histórico se destacan algunos hechos decisivos sobre la crisis y evolución del Imperio Español en América, enfrentado a las potencias desde tiempos de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, como de Cristóbal Colon, hasta la aparición en el firmamento político de Simón Bolívar, figura mítica comparable a Alejandro, César o Napoleón.
Desde que el papa Alejandro VI bendice las posesiones de España en el Nuevo Mundo, esta defiende el Imperio con voluntad inquebrantable, formidables fortalezas y sus naves, más el apoyo invaluable de los criollos. Sin esa combinación de esfuerzos el Imperio habría sucumbido mucho antes al asalto de las potencias... La velocidad con la que se extiende la civilización cristiana por estas tierras y la construcción de ciudades gracias a un avanzado modelo de planificación, son portentosas. A su vez, los británicos, con implacable tenacidad, avanzan por mar en ágiles buques, en los que montan formidable artillería, abriendo paso a brigadas de aventureros y colonos.
La organización naval de España facilita mover los invaluables tesoros americanos protegidos por su experimentada flota y poderosos cañones, que hacen el viaje desde Hispanoamérica a la Casa de Contratación de Sevilla. Desde los tiempos de Alfonso X de Castilla, El Sabio, en las Siete Partidas se autoriza a la Corona para reclutar milicianos y eso forja el temple militar de la nación. No es casual que el joven Simón Bolívar recibiese su primera instrucción marcial al servicio del Rey y ostentara el grado de teniente, ni que San Martín fuese general español o que Sucre se incorporara por vocación desde los 14 años en las milicias reales.
Los británicos
Inglaterra favorece la colonización de parte de la América del Norte, donde los españoles llegan hasta Alaska, sin que en Hispanoamérica penetren las ideas luteranas de la Reforma ni en 300 años se dieran los grandes debates intelectuales que sacuden a Occidente. Resulta esclarecedor que los reclamos comuneros -contra lo que se ha repetido tantas veces- no fuesen por la Independencia, ni en España ni América, sino contra la alcabala y los impuestos ruinosos, por volver al modelo más benévolo y descentralizado de los Austrias.
El dictador Oliver Cromwell en el siglo XVI envía expediciones de religiosos y filibusteros para apoderase de enclaves estratégicos españoles, como Providencia, de donde son expulsados por las fuerzas navales de la Península, no sin perder en otra oportunidad a Jamaica y valiosas posesiones, como Trinidad, o ver desfilar a marinos ingleses con banderas desplegadas por Buenos Aires. 
Los corsarios ingleses, franceses, holandeses y de otras nacionalidades estaban al acecho de capturar los tesoros en trayecto a la Península. Los puertos del Imperio Español en América que atraen más la codicia de los filibusteros ingleses son aquellos por los que se transportan toneladas de oro, como Veracruz, Cartagena, Amatique y Trujillo, Nombre de Dios y Puerto Belo…
Cañones y civilización
Por lo general las fronteras mundiales se trazan a cañonazos. Inglaterra intenta desgarrar Hispanoamérica con el almirante Vernon (1740), noble y temido marino de reconocida influencia en la Corte de Londres, cuya misión consistía en reducir a Cartagena, al estilo del saqueo de Portobelo. La defensa de esta, a cargo del héroe y almirante Blas de Lezo, resiste varios días con cañones de corto alcance el bombardeo de la formidable flota enemiga. Ello hasta que desmonta de la nave capitana un cañón de 18 libras y, por sorpresa, desde tierra bombardea las embarcaciones inglesas que, por el duro castigo, se retiran.
Vernon, tiempo después, regresa con medallas alusivas a la inminente victoria. Una formidable flota de 21 navíos de línea, 170 barcos de transporte, 9.000 hombres de desembarco y un contingente de 4.000 colonos norteamericanos, comandados por Lawrence Washington, hermano del prócer estadounidense, para destruir el Imperio Español, doblegar al dominio británico a Cartagena de Indias y el Caribe. No venían por la libertad sino por el vasallaje de la región, mientras poderosas fuerzas inglesas avanzaban por el estrecho de Magallanes para intentar, infructuosamente, someter el resto de Hispanoamérica. El brutal ataque a Cartagena fracasa por la heroica e inteligente defensa de Blas de Lezo, como de los súbditos peninsulares y criollos. La expansión inglesa sufre así uno de los más rudos golpes de su historia.
En las turbulentas y ambivalentes relaciones de España con Inglaterra es de recordar que el Emperador Carlos V dispone el negocio del matrimonio de su hijo Felipe II con Isabel de Inglaterra, para unir Albión a su corona, en vano por cuanto no tendrán descendencia. Frustrada la unión, Felipe II (1588) manda la poderosa Armada Invencible a conquistar a los conquistadores londinenses. La que es derrotada por los elementos, como expresa el monarca en su famosa frase desde El Escorial. El declive de la hispanidad llega hasta nuestros días.
España, mediante hazañas que conmueven al mundo, logra en América un avance civilizador en dos generaciones, donde otros pueblos tardaron varios siglos. Se siembra el castellano de la edad de oro, la religión y el derecho... Al tiempo que toneladas del dorado metal salen para Europa, las que financian las guerras religiosas de los Austrias y la compra de los bienes que producen terceros países, como Quevedo dice: “Para ser en Génova enterrado”.
Francia codicia el Imperio Español, mas con Luis XIV consigue imponer a su sobrino como Rey de España y se compromete con Inglaterra a abandonar el proyecto y de formar un solo reino con Madrid, así como pacta el libre comercio en Cádiz, lo mismo que se autoriza a los ingleses a ejercer el lucrativo negocio de comerciar esclavos en América. París ejerce el coloniaje intelectual de España. Los afrancesados españoles multiplican los impuestos, expulsan a los Jesuitas y favorecen la ilustración, que produce al visionario Duque de Aranda que, sin suerte, propone nombrar tres príncipes para gobernar Hispanoamérica y la Expedición Botánica.
La Independencia de las 13 colonias del norte de América (1783) es de carácter conservador y en defensa de los privilegios de sus ricos dirigentes. La misma suscita inquietud y naturales motivos de regocijo entre algunos criollos, mas no se traduce en un efecto dominó en el Imperio Español. La mayoría de los criollos siente instintivo recelo por la aventura de la democracia en la región.
En tanto, la Revolución Francesa (1789) se extiende a la entonces próspera Haití, donde se aplica la guillotina. Los colonos franceses son exterminados por los antiguos esclavos. Numerosos criollos americanos visten luto y pagan misas por el asesinato de Luis XVI y María Antonieta. Los criollos se espantan y lloran con esas noticias gordas, temerosos de una revolución o de la insurrección de los esclavos en sus dominios.

La locomotora alemana apaga motores y siembra el pánico

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La caída de la producción industrial del gigante europeo amenaza con arrastrar a la zona euro Los problemas con el diésel, el escaso caudal del Rin y los vaivenes del sector químico han erosionado la salud de su economía




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Oliver Berg

Seis meses sin crecimiento económico. Seis meses de sequía y seis meses de producción industrial menguante. Es el saldo con el que Alemania despidió el 2018 para inquietud de sus socios europeos, altamente dependientes del músculo y el pulso que imprime la economía germana al conjunto del euro. Las plantas del país trabajan a medio gas y eso le está pasando factura al PIB, que retrocedió un 0,2 % en el tercer trimestre del 2018 y se estancó en el 0 % al cerrar el año. El peor de los escenarios, el de la recesión, se esquivó por los pelos. Pero los problemas no han desaparecido.
Bruselas volvió a recortar este mes siete décimas la previsión de crecimiento para Alemania para el 2019, hasta un escaso 1,1 % del PIB. Berlín intenta apagar las señales de alarma. Asegura que parte del frenazo industrial de los últimos seis meses se debe a situaciones coyunturales, pero Fráncfort tampoco se fía. «Es importante saber qué está pasando en Alemania, si el problema es por el diésel, el agua del Rin, la industria química o algo más preocupante que tiene que ver con la competitividad alemana», señala una alta fuente del Banco Central Europeo (BCE).
La arteria del Rin
Si hay un vaso sanguíneo vital para la salud económica de Alemania, ese es el Rin. Es la espina dorsal del comercio en la Europa continental. Si sus conexiones fallan, la economía colapsa. Esta gigantesca vía fluvial conecta dos de los puertos más grandes del mundo, como los de Amberes (Bélgica) y Róterdam (Holanda), con el corredor ferroviario alpino, que da salida al Mediterráneo (Génova).
El 38 % de las exportaciones germanas viajan a través de sus aguas turbias, alimentando a lo largo de sus 870 kilómetros navegables a gigantes industriales manufactureros, plantas de producción, centros de distribución y compañías comerciales que han hecho del Rin un río poderoso y vibrante. Pero en los últimos cuatro años se han acentuado los períodos de sequía y bajo caudal, debido al cambio climático. La situación preocupa a las autoridades alemanas porque las dificultades para cargar los buques han provocado interrupciones en el transporte de combustibles (31 % de las mercancías del Rin), minerales y metales (14 %), materiales de construcción (13 %), contenedores (12 %) y químicos (11 %), precipitando un aumento de precios, como indica un informe reciente de la Comisión Central para la Navegación del Rin. Sin desdeñar su importancia y reconociendo la «fuerte interconexión entre los niveles de agua, la capacidad de carga de los barcos y los precios», los expertos cuestionan el peso decisivo que quiere darle Berlín al factor climático. Relacionan buena parte de esa inflación con la inercia positiva que experimentó la economía en el 2017, aumentando la demanda en el transporte fluvial. El Rin atraviesa problemas, pero nada que no haya sufrido antes. Aunque el 2018 fue el sexto año con más días (107) con un caudal medio por debajo del recomendable para la navegación en algunas cuencas como Kaub desde 1857, según la Oficina Hidrológica alemana, el patrón no sostiene la tesis del Gobierno alemán, que también se ha escudado en la crisis del diésel para justificar el parón de la actividad industrial.
China levanta la alfombra
Los problemas de la industria alemana del automóvil para adaptarse a las nuevas normas de emisiones y certificaciones de vehículos han tenido un impacto indudable en el mal desempeño económico del país en los últimos dos trimestres del 2018, llegando a coquetear con la recesión. Pero la crisis del diésel también es coyuntural, como también el momento del ciclo, que coincide con la finalización de pedidos industriales en cartera y la baja demanda de otros nuevos. Entonces, ¿por qué las previsiones para la economía germana siguen revisándose a la baja trimestre a trimestre desde hace un año? Hay tres razones clave: la amenaza arancelaria de Donald Trump a los coches europeos, la caída de la demanda china y el cambio de modelo productivo del gigante asiático. Este último factor hace más necesario que nunca que el Ejecutivo alemán impulse la inversión en innovación si no quiere perder terreno en favor de la cada vez más competitiva economía china. «A pesar de la creciente necesidad de inversión e innovación para hacer la economía alemana más resiliente y para garantizar un modelo de crecimiento sostenible e inclusivo, los esfuerzos han sido limitados», asegura la Comisión Europea solo dos semanas después de frustrar la fusión del gigante alemán Siemens y el francés Alstom, una decisión ferozmente criticada por París y Berlín. Sus gobiernos alegan que la decisión minará la competitividad de la industria europea frente al desembarco futuro de las chinas.
Lo cierto es que Alemania sigue fiando toda su suerte a las exportaciones. Las que tienen como destino países fuera de la zona euro representan casi el 40 % de su PIB. Por eso cuando falla una pieza en el engranaje exterior, toda la cadena colapsa. Es lo que ocurrió en diciembre del 2018. Las importaciones del país asiático cayeron un 21,5 % como respuesta a la amenaza arancelaria de Trump, según el Ministerio de Comercio chino. Esa tendencia de demanda a la baja coincide con el segundo mayor retroceso de producción industrial en el año para Alemania (-3,9 %), a pesar de que China es todavía el tercer destino favorito para los exportadores germanos (6,83 %). Berlín tendrá que replantearse su relación con Pekín, sin quitar el ojo a Washington. Sopla viento gélido desde el otro lado del Atlántico. El presidente estadounidense sigue sin despejar las dudas en torno a la imposición de aranceles del 25 % a los automóviles importados. «Las exportaciones de coches a Estados Unidos podrían caer un 50 % a largo plazo si se imponen esas tarifas arancelarias», asegura el director del Centro de Economía Internacional Ifo, Gabriel Felbermayr. Sus expertos calculan que los aranceles podrían reducir las exportaciones totales de coches desde Alemania en un 7,7 %, el equivalente a 18.400 millones de euros.Esa incertidumbre, sumada al brexit, está aplazando inversiones vitales para la salud industrial alemana. 
Efecto arrastre
La pérdida de ritmo prolongada de la economía alemana indica que existen problemas de fondo. El país se enfrenta a la competencia feroz del gigante asiático, cada vez más tecnologizado. El problema no se ciñe a Alemania. Si Berlín para los motores, arrastrará consigo a la UE. Las cadenas de producción y suministro están estrechamente entrelazadas. Para países como España, el golpe sería moderado ya que la industria tiene un peso menor que en otras potencias del euro. El país germano es su segundo cliente (11,60 % de las exportaciones y 30.946 millones de euros). En el 2017, la demanda de automóviles y motos de fabricación española ascendió a 6.996 millones. También es su principal suministrador de productos químicos (7.382 millones de euros), automóviles y motos (5.769 millones) y de componentes de vehículos y otros bienes de equipo (10.278 millones). Si la industria del Rin reduce el ritmo, las plantas de ensamblaje y las fábricas españolas sufrirán, ya que su principal mercado es el europeo y particularmente el alemán. Las cifras de Eurostat apuntan a una caída de la producción industrial española en los dos últimos meses del año pasado, coincidiendo con la anemia económica alemana. La misma tendencia se puede observar en el conjunto de la eurozona, que encadenó un descenso del 1,7 % en noviembre y del 0,9 % en diciembre. Las señales negativas han obligado al BCE a estudiar nuevos aplazamientos en la subida de tipos de interés para no echar más leña al fuego: «Las desaceleraciones no duran para siempre, pero vamos a dar muchas alegrías todavía, con condiciones monetarias tremendamente acomodaticias», anticipan fuentes del organismo. Al menos hasta que Alemania demuestre que solo sufre un catarro, no una neumonía.

Humberto de la Calle analiza lo que pasa con la JEP y el acuerdo de Paz


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Humberto De la Calle luce una chaqueta gris, está de jean y su rostro se empieza a poblar por la barba. Luce diferente, no es el hombre de hace un año: el candidato presidencial que ganó seguidores por su estilo frentero y por el respeto de haber sido el líder en la mesa de negociación con las Farc.

Cuenta, con su tradicional estilo y tono de caldense, que anda desempleado, que está dedicado a la ‘opinadera’, la cual también ha cambiado, porque ahora es más profundo y nada diplomático para hablar de frente sobre los aciertos o errores del Gobierno de Iván Duque, con quien compitió por la Presidencia de la República.

Se siente tranquilo, seguro, y por eso se suelta al hablar de la Justicia Especial de Paz, de la posibilidad de un proceso de paz con el ELN y hasta de la mermelada o gobernabilidad, advirtiendo que así haya un eventual ofrecimiento del presidente Duque para que integre el gobierno, no lo va a hacer.

De estos temas habló el exjefe negociador y excandidato presidencial con Colprensa.

El Gobierno Duque aseguró esta semana en Ginebra, Suiza, que el conflicto en Colombia no existe, ¿Se equivocó el consejero Francisco Barbosa al decir eso ante la ONU?

Claro, pero es que es una equivocación enorme porque la existencia del conflicto se mide en términos de estándares internacionales, no es el nombre ni la voluntad ni el deseo, es una circunstancia objetiva, la cual fue muy bien descrita por el director de la CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja).

Lo que ha pasado en Colombia está muy ajustado a esos estándares. La duración, el número de víctimas, la persistencia, la cadena de mando, uno puede sostener incluso que no ha habido dominio territorial, pero sí presencia situada de los grupos guerrilleros en determinadas zonas. Pero lo más grave es que las víctimas de la tesis de que aquí no hay conflicto son los militares.

¿Por qué?

Si hay conflicto, se aplica el Derecho Internacional Humanitario (DIH), ese derecho que prohíbe ciertas actividades militares y a su vez permite otras. Si usted no aplica el DIH, todos los bombardeos serían actos ilegales y en esa ausencia de ese estatuto se aplican las normas ordinarias y los derechos humanos, que obligan a las fuerzas estatales a buscar primero la captura, y el uso de la fuerza solo se puede hacer en casos excepcionales. Si no hay conflicto en Colombia, que se tengan fino los militares, porque ya los veo tratando de justificar sus acciones, alegando una legítima defensa que no clasifica.

Lea también: 'El 'sacudón' judicial que se originó con la captura de fiscal envuelto en caso Santrich'.

¿Pero no será que los militares quieren fortalecer ese lenguaje, volver a la línea del Gobierno Uribe?

Mi información es lo contrario. Además, hay una paradoja, dicho con todo respeto. El Centro Democrático se ha caracterizado por la tesis de que defiende a los militares, pero mire que en la práctica es lo contrario.
La cúpula militar lo tiene claro, además esta semana un grupo de militares pidió que se sancionara la ley (estatutaria) de la JEP, esos son militares que llevan varios años presos y por decisiones de la Jurisdicción Especial para la Paz pueden estar en libertad y listos a responder en los estándares fijados por los Acuerdos del Teatro Colón.
Entonces, es una retórica llamarlos héroes, ponerse la mano en el pecho cuando suena el himno nacional, pero el resultado de esas políticas es negativo para el estamento militar.
¿La controversia por la reforma de la JEP no es una pelea de egos entre el uribismo y los ‘propaz’ o llamados santistas?

Creo que inciden posiciones personales y líneas políticas, pero es que hay líneas de fondo. No sabemos cuáles pudieran ser las objeciones que haga el presidente Duque a la ley estatutaria, pero lo que hay en el ambiente obedece a una deformación de las decisiones incorporadas en el Acuerdo y de la jurisprudencia de la Corte Constitucional, que declaró inconstitucionales algunos de los artículos aprobados en el Congreso.
Vemos que esto es un ataque a la JEP, que es inadecuado fundamentalmente por un tema de tiempo y práctico. Es curioso que los que la critican porque no toma decisiones a la vez son los que impiden que tenga un estatuto para que se logre el propósito de llegar a las condenas.
"No son las pruebas de la culpabilidad de 'Santrich, sino la fecha de comisión del hecho. Algunos no toman en cuenta que esta es una circunstancia nueva, que no existía antes. Dejemos trabajar a la JEP",
exnegociador de paz con las Farc.
¿Y si llegan objeciones qué pasaría con esa estatutaria?

Si se trata de normas que no fueron declaradas inconstitucionales creo que el Presidente las puede objetar, entonces regresa al Congreso toda la ley, no solo los artículos o palabras, la ley queda en suspenso. Vendrán discusiones largas en el Congreso. Si se logra sacar esa objeción, el texto nuevo debe volver a la Corte Constitucional y si se refiere a los temas que ya el tribunal definió, este va a decir estos temas ya están definidos.
Esto quiere decir que vamos a llevar seis u ocho meses en una circunstancia en donde hago una predicción: si hay objeciones y pasan, en ocho meses vamos a tener la misma ley que hoy tenemos, pero esto es un desgaste grande, incluso para el propio Gobierno.

¿Será fácil reformar la JEP, incluso lo relacionado con los delitos sexuales?

No lo veo fácil, hay una posición política que ya se expresó en el acto legislativo –la discusión ahora es sobre la ley– y está acompañado de normas que le dan solidez a los Acuerdos durante tres periodos presidenciales.

Lea también: '¿Qué caminos le quedan a la Ley Estatutaria de la JEP?'.

¿Se ha vuelto a ver con sus contrapartes en la mesa de negociación, los hoy exmiembros de las Farc?

No he tenido contactos formales con ellos, en alguna ocasión tuve una conversación con Pablo Catatumbo y Victoria Sandino, donde lo que pude detectar es que hay una gran preocupación con lo que estaba pasando con el cumplimiento de los acuerdos, como la reforma rural, la reforma política que está siendo muy tímida.

¿Ve posible que se retome la negociación con el ELN?

Desde la perspectiva de lo que ha hecho el ELN es definitivamente condenable, lo que hizo fue horrendo y una decisión absurda que termina fortaleciendo a los enemigos de una paz negociada. Es difícil entender la lógica de la dirección del ELN. Es difícil lograr un acuerdo.

Desde el punto de vista del Gobierno, he apoyado al presidente Duque en su exigencia que hay que devolver a los secuestrados, eso sucedió con las Farc, pero me parece que hay una retórica vacilante del Gobierno cuando sostiene que el ELN debe cesar todas las hostilidades para poder conversar, pero es que el propósito de la mesa es lograr ese objetivo.
"El problema es que aquí no hubo violencia buena. Mientras haya colombianos que crean que su violencia fue justificada habrá que trabajar mucho más para pasar página",
exnegociador de paz con las Farc.
¿En el tema Venezuela lo que está haciendo el Gobierno Duque sí es lo indicado?

Es necesario el cambio de régimen en Venezuela, en eso tiene razón el Gobierno, y hay razones que van desde el imperio de la democracia, la seguridad regional, hasta la circunstancia del ELN, el hecho de que tenga abrigo allá hace benéfico para Colombia una orientación distinta en Venezuela. El camino debe ser el diplomático, incluso el de las acciones económicas que se han tomado, pero me preocupa que si bien el doctor Duque ha conseguido un liderazgo, incluso a nivel continental, yo no creo que eso sea lo que le convenga a Colombia, puede convenirle al Gobierno, pero yo imaginaba a Colombia en el pelotón, en términos ciclísticos, pero no rompiendo el aire como el capo, el líder de la acción frente a Venezuela.

¿Ha habido ambigüedad de parte del Gobierno sobre si apoya o no una intervención militar? 

En las fases iniciales hubo mucha ambigüedad sobre el uso de la fuerza, y digo ambigüedad por usar la palabra misericordiosa, porque el embajador en los Estados Unidos, Francisco Santos, en su primera intervención de frente habló del uso de acciones militares.

Cualquier cosa que pase en Venezuela termina afectando a Colombia y seremos los destinatarios de una nueva ola de violencia. Por fortuna, el Grupo de Lima fue enfático en decir que no a las acciones militares, pero se debe tener cuidado porque en la misma reunión el vicepresidente Mike Pence no las descartó y el mismo Juan Guaidó, que luego moderó el lenguaje, habló de acciones de esa naturaleza. Colombia no puede permitir que se use su territorio para hostilidades de carácter militar.

¿Cree que el presidente Duque está cumpliendo lo que propuso en la campaña?

Él está cumpliendo en general, la orientación fue lo que advirtió en campaña, nadie puede llamarse a engaño, pero hay contradicciones posteriores. Frente al Acuerdo de Paz sí noto una posición ambigua, pues estuvo en Francia exaltando las virtudes del Acuerdo, estuvo en la zona de Pondores y se comprometió a cumplir con la reincorporación, pero muchas de las acciones concretas muestran hechos distintos, unas decisiones más de carácter represivo.

¿Lo vamos a seguir viendo independientemente crítico al Gobierno o se podría acercar a Duque?

Yo tengo muchas diferencias con Duque, no preveo que esa opción sea así. Voy a estar en una actitud de formación casi que pedagógica alrededor de las ideas del centro político, me reafirmo en la posición de pertenecer al centro y me reafirmo en el voto en blanco. No tengo interés burocrático y menos de carácter electoral, quisiera seguir en el periodismo, en la vida académica.
DOCUMENTOS U.N.: